Con los estómagos llenos y el primer café de la mañana nos pusimos en la carretera camino de la Bañeza por la antigua N-VI, pasando por Astorga que lo hemos anotado para volver a visitarlo, en ese momento era imposible, disponíamos de poco tiempo.
Cuando cruzábamos la A-6, podíamos apreciar muchísimas motos en nuestra dirección pero por diferente vía. El día anterior en el hostal nos preguntaron si había alguna concentración de motos cerca porque habían pasado bastantes motos.
La respuesta a todo lo anterior la teníamos al llegar a la Bañeza, era el fin de semana de las carreras urbanas de motos clásicas, todo un fenómeno motero digno de ver alguna vez.
Es una carrera como las de antaño, donde se puede vivir intensamente el mundo de las motos y las carreras de velocidad en su más pura esencia, saboreándolas muy de cerca tal y como se desarrollaban en los años 60 y 70.
Los boxes se encuentran en la calle paralela a la recta de meta, siendo de acceso libre para todo el público asistente a las carreras. Se puede pasear por ellos y ver como los mecánicos preparan las motos o como los pilotos se concentran antes de comenzar las carreras.
El público se sitúa a pie de pista, que disfruta viendo correr a los pilotos a escasos centímetros. Lo único que los separa de la pista son las alpacas de protección que se sitúan en las curvas más peligrosas. Se corren en cuatro categorías: 2T, 4T, 125 GP y 80 series.
Siguiente punto de sellado del pasaporte era Benavente y hacia allá pusimos rumbo por la antigua N-VI. El tiempo ya no estaba tan fresco como al salir de Ponferrada y tanto Sonia como yo teníamos bastante claro que frío no íbamos a pasar más ese día.
Nos resultó bastante fácil encontrar la oficina de turismo en Benavente, aquí me he tirado de la moto, si no fuese por Google Maps aún estaría buscando la de Béjar cuando subí a Vigo.
Ayuntamiento de Benavente. |
Calle de la Carne. |
Comidos y con el café metido en el cuerpo para entrar en calor, si yo me tomé un café pero por costumbre no por entrar en calor, cuando lo estaba terminando me acordé que lo podía haber pedido con hielo, eso para la próxima entrada en el blog, jajajajaja. Sonia fue más lista y pidió una menta poleo, pero vamos no mucho más lista.
El calor ya daba bien y aún nos quedaban unos cuantos kilómetros para llegar a Trujillo. La siguiente parada en Béjar para sellar el pasaporte ya que a la subida estaba cerrada la oficina de turismo y cual fue mi sorpresa? que ese día también estaba cerrada, la oficina de turismo cierra en Agosto, jajajaja.
Decidimos subir hasta la plaza de toros, la más antigua de España y otra sorpresa, ese día cerraban por un festival musical el día anterior.
En el año 1667 y con objeto de sufragar los gastos de las obras del Santuario de la Virgen del Castañar, patrona de la localidad, tuvo lugar la primera corrida de todos, en una improvisada plaza cerrada con maderas, pero no fue hasta el verano de 1711, con motivo del nacimiento del Pincipe de Asturias, que reinó como Luis I, se celebró por segunda vez una fiesta taurina, en esta ocasión en una plaza construida con maderas enrejadas que años más tardes fue sustituida por el coso actual, entre los años 1711 y 1714.
La Niña de Vigo. |
Como el día estaba gafado con las visitas, Cáparra no iba a ser menos y estaba cerrada por descanso del personal, así que foto de rigor en la entrada para inmortalizar el momento y de vuelta por los secarrales hasta Plasencia.
Volveremos. |
A Trujillo iríamos atravesando el Parque Nacional de Monfragüe y visitar sus reservas de aves. En 1979 fue declarado Parque Nacional y su nombre proviene de los romanos mons fragorum (monte denso),
Entre su vegetación encontramos bosque y matorral mediterráneo, las dehesas y los roquedos. Entre sus aves nos encontramos colonias como: águila imperial, cigüeña negra, buitre leonado, búho real, águila imperial ibérica, águila real, águila perdicera y alimoches.
El hostal Paulino recomendable totalmente, todo nuevo y muy limpio, con aire acondicionado que nada más llegar nos dimos una buena ducha y una pequeña siesta, teníamos que conocer el pueblo que desde la carretera rebosaba historia y yo impaciente por pasear y conocer su encanto.
No será por carteles, pues casi nos equivocamos y nos metemos en otro. |
La próxima entrada será de nuestra visita a Trujillo, dejando la montura reposar en el hostal para el día siguiente, ese día se ganó un merecido descanso mientras que Sonia y yo nos dábamos un homenaje cenando.
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