lunes, 2 de abril de 2018

Ruta Jueves Santo junto a Águilas Verdes.

Hoy tocaba salir con los Águilas Verdes de ruta por la sierra de Cádiz y aprovechar la tregua que nos daba la lluvia para cargar un poco la batería de la moto, ya tenía miedo de que no arrancase, jajajajajajaja.
Quedamos en el hotel Cuidad del Sur a las 9 de la mañana para ir a desayunar a la venta de la Junta de los Ríos.
A las 8:45 quedamos con Emilio para salir desde el kiosco de Rafa e ir juntos hasta el punto de encuentro. En total seríamos 13 hasta el desayuno ya que Luz y Julian se volverían por compromisos familiares, es lo que tienen estas fechas con tantos días libres, los compromisos afloran pero bueno, les dio tiempo de desayunar con nosotros.



Se tardó bastante en desayunar ya que la venta estaba llena de moteros, esa tregua después de tantos días de lluvia todos estaban con las mismas ganas que nosotros o más de salir al asfalto.
Nos tuvimos que sentar en la terraza, en la cual no se atendían las mesas, teniendo que ir todos a pedir a la barra, lo que conlleva la tardanza de pillar camarero libre.
El ritmo de la ruta sería un poco más lento ya que nos acompañaban Antonio y su mujer Elo en una 125 pero con dos huevos hicieron más kilómetros que nosotros, se perdieron, llegando hasta Campillos y volviendo hasta Arriate, un 10 por ellos y para Er Mochila y su señora que lo acompañaron en todo momento.
Despedidos de Luz y el tito Julian nos pusimos en marcha camino de Arcos de la Frontera, íbamos a subir a la plaza del Cabildo. A la hora de empezar a subir por las calles estrechas nos encontramos con el típico turista torpón que las pasó canutas con el coche y más aún nosotros porque era un mete primera, punto muerto, mete primera, punto muerto, coñoooooo, deja el coche y sube caminando que es bueno para la salud.




Arcos de la Frontera se sitúa sobre el cerro de la Peña, que es cortado por el río Guadalete, haciendo uno de los pueblos más bonitos de Andalucía. En 1962 fue declarado Monumento Histórico - Artístico. Puerta de entrada a la Ruta de los Pueblos Blancos.
En nuestra parada, la Plaza del Cabildo es uno de los lugares más emblemáticos  de la ciudad, en ella encontramos el castillo Ducal, la iglesia de Santa María  y su parador. Es esta plaza, como su nombre indica, desde 1634 acoge al Ayuntamiento, en el cual podemos apreciar su portada de piedra.
De Arcos tomamos dirección a Olvera, que en la época romana estaba en el itinerario de Cádiz a Córdoba. En ella tuvo eco la revolucion llamada "La Gloriosa", en la cual se derrocó a Isabel II y se proclamó la I República.





El siguiente pueblo era Setenil de la Bodegas pero fue imposible parar, estaba lleno de turistas por todos lados, como bien dije antes, muchos dias de fiesta seguidos, así que para otra ocasión paramos y nos hacemos unas fotos.



Con la hora de la comida encima, paramos en "La Choza" un  sitio de los recomendables para comer, muy bien de precio y bastante cantidad.
Al llegar a sitio nos dimos cuenta que Antonio y er Mochila no aparecían, andaban perdidos por tierras campilleras, jajajajajjajaa.




Que hará el pajarraco al pie de la carretera.
Contactado con los perdidos y enviada la ubicación, nos dispusimos a montar mesa para once, no fue fácil, estaba lleno el restaurante, pero al final lo conseguimos.







Carlos Rey desde Ronda se acercó a hacernos una visita y recomendarnos que no fuésemos por sus dominios, que estaba todo cortado por la Semana Santa, como también que no pasásemos por Grazalema, que tomásemos dirección a Villaluenga del Rosario que no tendríamos problemas por allí con el tráfico, procesiones y turistas. Le hicimos caso en todo.
La cuenta 15€ por cabeza y café para quitar la tontera de la siesta, seguimos a Carlos hasta la carretera que circunvala Ronda para ponernos en la dirección correcta. Desde aquí le envío un saludo.




En Villaluenga una parada a la salida del pueblo para cambiar la batería a la cámara y aprovechar para hacernos Tere y yo una foto junto al cartel de salida del pueblo.





Próximo destino era el Algar, pueblo natal de Antonio Pan y claro, la visita a la familia es sagrada. Mientras cumplían con la familia, nosotros nos fuimos a la plaza del pueblo a tomar café.
Como hay que hacer una buena crónica de la salida, hay que decir que Paco revolucionó a las féminas del pueblo con su chaleco de los Águilas Verdes, cuatro jovencitas que estaban sentadas en un banco a la salida del pueblo le tiraron piropos como si fuesen albañiles (no existe la palabra ALBAÑILAS, jodete Podemos). Tere pudo echar una foto a las susodichas feminas jaleando a Paco.


Ya era hora de volver a casa, duchita, cena y sofá que el día fue muy bueno junto con una compañía inmejorable, con ganas de volver a salir con los Águilas Verdes.
 Os dejo el montaje de la ruta para que la disfrutéis.