domingo, 24 de noviembre de 2019

Aracena en moto. Noviembre 2019

El tiempo no auguraba bien para echar todo el puente en moto, se avecinaban lluvias y el viaje planeado a Mérida peligraba pero siempre hay un plan B para ello y en un día se podía visitar Aracena que se pasa infinidad de veces por ella y nunca se para.
El desayuno se hizo en la venta Alonso donde coincidí con Paco Verdugo que iba camino de Portugal junto con su mujer Loli.


Fuimos juntos hasta el puente del Quinto Centenario que él se desvió hacia Huelva y yo continué hasta tomar la antigua N-630 hasta Santa Olalla, donde se hizo una breve parada para tomar un refrigerio y continuar hasta Zufre, pueblo con encanto y buena gastronomía que ya cité en su día en otra entrada del blog.






El sitio recomendado para comer se encuentra en el centro del pueblo, no tiene pérdida salvo viniendo conmigo que el pueblo tiene cuatro calles y siempre me pierdo.





Tomado el postre puse rumbo a Aracena para visitar las Grutas de las Maravillas, castillo e iglesia.
Las entradas que quedaban disponibles eran a las 16:45, una hora bastante tarde para volver hasta Cádiz pero al tener amenaza de lluvia al día siguiente pues decliné pillar un hotel y pasar la noche allí, aprovechando visitar el castillo e iglesia pero decidí hacer al vuelta en el día visitando sólo las Grutas.



La gruta se encuentra en el centro del pueblo, bajo casas encaladas y calles empedradas.
En mi humilde opinión, cuando se accede al interior a través de una angosta escalera, te sumerges en un mundo mágico que conforme se pasa de una galería a otra, uno se siente orgullo de que la naturaleza le regalase a Andalucía dicho tesoro.




Durante todo el recorrido la humedad relativa sería entre un 98% y un 100% con una temperatura media que oscilaba entre los 16 ºC y los 19ºC.




La tradición cuenta que su descubridor fue un pastor en 1886 mientras buscaba una res que había perdido y abierta al público en 1914, siendo la primera en España en permitir visitas.
Es una cavidad freática originada por la acción erosivo disolutiva de las aguas sobre las rocas calizas del cerro del Castillo.




La gruta tiene una longitud total de 2160 metros de los cuales 1400 están permitido visitar por el público.
Terminada la visita comencé el regreso a Cádiz con la espina de no haber podido visitar el resto del pueblo pero antes de que termine el año intentaré volver y hacer otra entrada para completar la que estáis leyendo.