sábado, 24 de junio de 2017

La ruta del Cid. El Destierro 3ª Parte.

Por fin llegamos a la tercera y última entrega de este viaje por tierras castellanas. He de pedir disculpas por la tardanza entre cada parte pero justo al volver me esperaban dos navegaciones de dos semanas cada una y se hace pesado escribir estando en la mar y al tener conexión por satélite más difícil aún subir fotos.
A las 9 de la mañana del día siguiente bajamos al comedor a desayunar y ya nos tenían la mesa preparada con tostadas, embutido y esperándonos con el café recién hecho. En la casa nos alojábamos, una señora de Asturias que viajaba sola, y nosotros, con lo cual se formó un ambiente familiar junto con el dueño de la casa y pudimos disfrutar de una conversación amena sobre la falta de explotación turística que tiene la zona y la comparación con otras.
Aún teníamos que pasar por la oficina de turismo antes de continuar con la ruta ya que el día anterior estaban en un curso de informática.

Oficina de turismo de San Esteban.
Con el sello puesto en los salvoconductos salimos de San Esteban por la carretera que entramos el día anterior para dirigirnos a Langa de Duero, donde en 1087 el Cid se reconcilia con Alfonso VI, quien le entrega diferente regalos, entre ellos dicha localidad de reunión.
El tiempo amenazaba lluvia pero teníamos la esperanza de ir esquivándola durante el día. Donde se encontraba uno de los puntos de sellado estaba cerrado y unas mujeres que regresaban de caminar nos indicaron que fuésemos a una cafetería que estaba al final de la travesía que era del mismo dueño y allí nos lo sellaría.
Siguiente parada para sellar sería Castillejo de Robledo, cerca de esta localidad, en el robledal  de Corpes, se ubica la legendaria Afrenta de Corpes, donde los infante de Carrión regresan a Castilla después de desposar con las hijas del Cid en Valencia. Alejados de la comitiva en la que viajaban, ambos infantes azotaron y abandonaron casi muertas a las hijas de Cid. Un primo de ellas, Félez Muñoz, las encontró y socorrió, llevándolas a San Esteban de Gomaz donde se recuperaron de las palizas recibidas.
Al llegar nos encontramos que era el día de mercado en la plaza del pueblo, llamándonos la atención que el mercado era un camión en el cual estaba todo dispuesto como si fuese un supermercado, desde la sección de pescadería hasta una de semillas. En otras localidades nos encontramos el mismo camión supermercado, ya sin llamarnos tanto la atención.

Al fin del mundo con el camión.
Sellamos en el bar de la plaza del pueblo donde el dueño nos sorprendió al fotografiar nuestros salvoconductos y no anotar el número de serie como en otros lugares. Nos explicó que había creado una aplicación para su móvil que automáticamente enviaba los números de pasaportes a la oficina de turismo de Burgos.
Ya nos indicó que podíamos visitar la iglesia románica  de Nuestra Señora de la Asunción del siglo XII y las ruinas del castillo del siglo XII.

Ruinas del castillo.
Iglesia románica de Nuestra Señora de la Asunción.
Continuamos camino hasta Valdanzo, donde casi nos pasamos el pueblo al frenar y tuvimos que subir por una de las calles aledañas al mismo, de tierra, pero para la Varadero eso no es problema. Paramos en la plaza del Ayuntamiento y todo estaba cerrado, no veíamos a nadie a quien preguntar por el establecimiento donde nos debían de sellar. Nos montamos en la moto y una vecina para disimular salió a la calle a barrer y así mirar quienes eran los forasteros en moto y la cazamos para preguntarle por el establecimiento.

Más solo que la una la casa Consistorial.
Tomamos café con la señora del bar que nos selló los salvoconductos y nos quedamos un rato hablando con ella sobre el sustento económico del pueblo y los visitantes que recibían en invierno desde Madrid para hacer turismo rural y en verano los hijos de emigrantes que en su día buscaron escapar del medio rural.
En el siguiente pueblo, Miño de San Esteban, nos fue imposible sellar el pasaporte, tanto el ayuntamiento como el bar donde tenían el logotipo de la ruta se encontraban cerrados.
El siguiente sello sería en la localidad natal de Jesús Gil y Gil, Burgo de Osma, que como lo he puesto lo puse en el GPS del móvil y por carretera fuimos hasta que nos desvió por una pista de tierra y como la cabra siempre tira al monte, pista que nos cominos. Después de nueve kilómetros de pista, el móvil canta, acaba de llegar a su destino, podéis ver a continuación el destino.

Paradita para estudiar la situación e ir al baño...
Un secarral es lo que era y sin cobertura para seguir, decidimos continuar por la pista, a algún sitio nos llevaría la dichosa. Cuando ya tuve cobertura, en lugar de poner a buscar como indiqué antes, le añadí el artículo "EL" al principio y ahí estuvo la clave, ya nos dirigió por pistas hasta las puertas del pueblo.

Entrando por fin en la ciudad.
Parte de la muralla y entrada.
Estuvimos paseando por la ciudad, disfrutando de sus calles y soportales hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento. Frente al mismo se encontraba el museo de la ciudad, en cuyo interior albergaba la oficina de turismo, tic tac, tic tac, cerrado los miércoles por descanso.

Ayuntamiento de El Burgo de Osma.
Sonia cruzó la plaza hasta el Ayuntamiento y preguntó a la bedel por otro lugar donde sellar el salvoconducto y le dijo la señora, eso te lo sello yo, y ahí que nos planta en dos sellos del Ayuntamiento que no tiene nada que ver con el de la ruta, pero bueno, sellado está y por el Burgo de Osma pasamos.

Pseando

Soportales típicos de las ciudades castellanas.
Entrada a la catedral.
 El chico de la casa rural nos recomendó que fuésemos al círculo católico a comer torreznos, que eran los mejores de la zona y allí que nos presentamos los dos.
Entramos por la puerta y directamente nos fuimos al fondo del local a ubicarnos en un tonel de vino, en la espera que viniese el camarero pasé la vista por la decoración del local y le dije a Sonia, - Quilla, que esto es la peña del Atlético de Madrid del pueblo y tu con la mochila del Madrid, tapa eso ahora mismo-. Así que puso la chaqueta de la moto encima y listo.
Pedimos como es lógico un par de medias raciones de torreznos y unas cervezas para acompañar, pero sin pasarse que el camino seguía.

Esperando por la segunda cerveza.
Que pinta tenían
Iban a durar poco en el plato.


Con el buche lleno y antes de que nos entrase la modorra que soy dado a ello nos pusimos en camino para llegar a sellar a Navalpalo donde según mi información teníamos que sellar pero era una información obsoleta ya que las propias imágenes lo explican todo.

Llegada a Navalpalos, presentía que me quedaba sin sello.
Poco íbamos a encontrar.

Una fotito por lo menos.
En el octavo día de destierro, el Cid cruzó el Duero por esta localidad, acampando muy cerca de ésta para pasar la noche. Allí se le unen nuevos hombres y en sueños se le aparece el arcángel Gabriel que el augura grandes éxitos.
El lugar donde teníamos que sellar el salvoconducto estaba cerrado a cal y canto y por la vegetación de la entrada llevaría bastante tiempo.

Nos estaban esperando para sellar.
Curioseado por lo aledaños de las casas abandonadas nos pusimos en marcha dirección Gormaz, localidad de 19 habitantes que le regaló en 1087 el rey Alfonso VI al Cid en su reconciliación por su primer destierro en el 1081. Según el Cantar, Rodrigo fue desterrado por culpar al rey Alfonso VI de la muerte de su hermano Sancho II de Castilla pero difiere de la realidad, la causa de dicho destierro no era otra que la ofensiva sin permiso del rey a la zona norte de la taifa de Toledo por unos alborotos musulmanes sobre Gormaz mientras el rey Alfonso se encontraba en tierras toledanas.
En Gormaz se encuantra la fortaleza más grande de Europa, de origen musulman y en un estado de ruina.

Casi en la cima, el último tramo a pie.
El perímetro de su muralla es de casi un kilómetro y una longitud cercana a los 370 metros, reforzadas por 28 torres.

Impresionante el patio de armas.

Trabajar trabajaron en la murallita.
La fortaleza pasó a manos cristianas con Fernando I en el año 1059 y con los reyes Católicos en el siglo XV pasó a servir como cárcel, perdiendo todo su carácter militar.
Desde el año 1931 es Monumento Nacional y de entrada libre.



En Gormaz tampoco pudimos sellar ya que se encontraba cerrado el bar del pueblo. Según nos explicaron, con cuatro sellos por provincia bastaban para tener realizado el tramo pero ya que nos ponemos a recorrer pueblo por pueblo, es bonito tenerlo todo sellado.
De los siguientes cuatro pueblos en los que sellar sólo pudimos hacerlo en dos de ellos, en Berlanga de Duero y Atienza, último pueblo del Destierro. En uno de los que no pudimos sellar, Aguilera, al bajarme de la moto no me percaté de uno de esos tendederos de hierro que están prohibidos poner en las fachadas de las casas y rayé la pantalla del casco nuevo, menos mal que fue la pantalla, de mala leche salí del puñetero pueblo.
En Berlanga paramos a tomar café y de camino estuvimos charlando un rato con el dueño del bar sobre las temporadas altas y bajas de los alojamientos rurales que regentaba. El cielo amenazaba lluvia, era miércoles y para el jueves daban lluvia todo el día, estaba decidido volver ese mismo día hasta Palencia, una buena tiradita.

Berlanga de Duero.

En Atienza subimos hasta la plaza principal del pueblo para disfrutar de sus arquitectura. En tiempos de la reconquista fue una plaza fuerte que a los cristianos les costó tomar.

Última parada.



Con los salvoconductos sellados, pusimos rumbo a Palencia sin demorarnos lo más mínimo por las amenazas de lluvia. Al pasar por el desvío de San Esteban de Gormaz, paramos para ponernos los chubasqueros, la cosa ya no amenazaba, teníamos el agua justo delante. Puesta la ropa de agua, y meter primera comenzó a caer las primeras gotas de agua que ya nos acompañó una lluvia bastante intensa hasta llegar a Valladolid, donde se despejó el cielo y hasta Palencia dio tiempo de llegar con la ropa seca.
El jueves de descanso ya que no dejó de llover en todo el día y el viernes para repostar y dejar la moto lista para el viaje de vuelta el sábado por la mañana.
El viaje de vuelta fue tranquilo y con buen tiempo. Hice una parada en los Santos de Maimona para visitar a Julián y Luz.

Con buenos amigos.
Al pasar Sevilla me castigó bastante el viento de levante hasta llegar al garaje que cuando llegué y metí la moto, la miré diciéndole, ahí te quedas dos semanas parada para que descansemos el uno del otro, jajajajajaja. En total casi 3000 kilómetros de aventuras e historias que se repetirán el próximo año.
Quiero agradecer a mi infatigable pareja Sonia por acompañarme todo el camino aguantando todos los pormenores y el cansancio de los kilómetros pero disfrutando igual que yo de devorar historia y leyenda.



Darle las gracias a David Alejandro de Dos Ruedas por asesorarme y animarme desde que nos conocimos en Madrid allá por el mes de Febrero y nos tomamos una cerveza juntos, siiii, una sola.

Unos cracks.
Las gracias también a mi amigo y curso Dani Peñalver por editar el video de la ruta estando en la mar y quitarse horas de descanso entre vigilancia y vigilancia.


Y por supuesto a todos los que habéis estado leyendo las tres partes con bastante tiempo de demora entre ellas pero por causas ajenas a un servidor, sin vosotros no tendría sentido compartirlo en el blog. Muchas gracias a todos.
El próximo año después de ahorrar y entre navegación y navegación, seguiremos con Tierras de Frontera, segunda parte de la ruta del Cid.



domingo, 11 de junio de 2017

Ruta del Cid. El Destierro 2ª Parte.

Repuestos del día anterior y con la mente puesta en que saldríamos antes de Palencia para regresar a Burgos e ir a casa de mi gran amigo Cesáreo a tomar café con la madre y estar un rato con ella. Esa era la razón que conté en la entrada anterior de que teníamos que volver al día siguiente a Burgos pero con más tranquilidad.
Salimos del garaje directos a la gasolinera y después de pasar por caja la moto no quería ponerse en marcha, cuando le daba al contacto se apagaba todo el cuadro de luces hasta que ya ni encendía ninguna luz.
Dejé caer la moto hasta apartarla de los surtidores, quité el asiento para ver la batería y allí estaba el problema, uno de los bornes de la batería estaba suelto, le di un buen apretón y lista la montura para devorar los kilómetros del día.
Sin más demora nos pusimos en carretera dirección a la casa de Cesáreo que al llegar nos estaba esperando la madre en la puerta hablando con una vecina y nada más vernos nos dio un fuerte beso a cada uno y nos hizo pasar al interior de casa. Nos ofreció unos cafés y tuvimos que parar a la señora, a las 10 de la mañana nos quería hacer unas morcillas con unos huevos fritos pero la convencimos de que con unas galletas nos llegaba y nos sacó unas que compró en un balneario en un viaje del INSERSO.

¡¡¡Que mujeres más guapas me acompañaron en el café!!!
Ya iba siendo hora de ponernos en marcha, nos pillaba el toro y no quedaba mucho camino por recorrer. Como todas las madres, Esperanza no iba a ser menos, nos transmitió su temor por lo vulnerable que son las motos y que tuviésemos mucho cuidado. 
Despedidos nos pusimos en carretera camino del Monasterio de San Pedro de Cardeña, primera parada para sellar después de Burgos.
Rodrigo, tras abandonar Burgos se dirige al este monasterio, donde lo esperan su mujer y sus dos hijas. Permanece en el monasterio cinco días esperando refuerzos, llegando a juntar hasta 175 caballeros el día de su salida, dejando a su familia a cargo del abad don Sancho. Tras conquistar Valencia, Álvar Fáñez regresará con 100 caballeros para recoger a la familia del Cid y volver a Valencia.

Ahí está el tío.

Fachada principal del monasterio.
Con el pasaporte sellado nos pusimos en carretera de nuevo, pasando por Modúbar de San Cibrián y Revilla del Campo, sellando en estas dos localidades pero en la última tomamos café y fotografiamos la moto delante del puente medieval de la localidad.

La moto sabe más historia que muchos.
Hasta Cuevas de San Clemente no teníamos que parar a sellar pero tenía ganas de visitar una ermita visigótica del siglo VII en Quintanilla de las Viñas.
En Cuevas de San Clemente nos sellaron en casa rural Sixto, con un jardín muy bien ciudado a la entrada, nos quedamos un rato charlando con el señor sobre el pueblo y los clientes que demandaban el turismo rural de la zona. En la plaza del pueblo estaba montada la ITV de tractores, nunca he visto tantos tractores juntos en mi vida.
En Mecerreyes tuvimos el primer problema al sellar el pasaporte, dos lugares son los que lo hacen pero el primero era un bar y descansaban los martes, mala suerte. Dimos un paseo buscando a alguien para preguntarle y por fin encontramos una señora que barría la puerta de su casa y pudimos preguntar, no se para que, tenía pulido el suelo, yo creo que era del CNI, jajajajajajajajaja.
Nos comentó que en el ayuntamiento los sellaban también pero que sólo habrían los miércoles y jueves, pues salimos del pueblo buscando una estatua grande del Cid que nos indicó David Alejandro que estaba en este pueblo.

Una paradita.
En el siguiente pueblo, Covarrubias, haríamos una parada para comer y pasear por sus calles. Hace casi trece años, Sonia visitó este pueblo embarazada de Gabriela junto con su abuela, fotografiándola en el mismo sitio donde pero sola esta vez.

Casi trece años después.
Paramos la moto junto al mercado semanal , a la sombra y de seguido a la oficina de turismo a sellar el pasaporte, casi era la hora de cierre.

¡¡¡Sellados!!!
Comimos frente al ayuntamiento, en un restaurante que ofrecía el menú del día por 9,80€ sin la bebida y salimos saciados, pedimos de primero dos menestras y de segundo Sonia caldereta de cordero y yo estofado de toro, café y seguir por el pueblo.



Plaza del Ayuntamiento.

Al fondo, casa tradicional de doña Sancha.
 El objetivo de la construcción del Torreón de Fernán González era defender el vado del río Arlanza de los musulmanes e impedir que estos llegasen al corazón del condado de Castilla, allá por el siglo X.

Torreón de Fernán Gonzalez.
Nos desviamos de la ruta para llegar al monasterio de Arlanza, abandonado y derruido en la actualidad. Al llegar nos lo encontramos cerrado, tenía horario de visita y seguro que lo acertáis... martes y miércoles cerrado por descanso del personal.


Cerrado a cal y canto.
Dando una vuelta alrededor del monasterio me di cuenta que podía pasar al interior con un poco de esfuerzo ya que tenía poca altura el muro y allí me colé a echar unas fotos y que así podáis ver el estado en el que se encuentra parte del mismo pero según la información que tengo, la parte donde hacían vida los monjes se está restaurando, existiendo en la actualidad alguna celda visitable.

El estado en el que se encuentra la iglesia del monasterio.

Parte del claustro.
 El monasterio se comenzó a construir en el año 912 y en sus restos se puede apreciar el esplendor que tenía Castilla durante los años que estuvo ocupado hasta la desamortización de Mendizábal.

Ábsides de otra zona del claustro.
Desandamos el camino que hicimos hasta el monasterio de Arlanza y fuimos hasta Santo Domingo de Silos, localidad conocida o mejor dicho, nacida a raíz del famoso monasterio que lleva su nombre y que unos años atrás se puso de moda por los cantos gregorianos.
Nos sellaron el pasaporte en el hotel - restaurante las Tres Coronas de Silos. Bajamos recorriendo el monasterio para después mirar horarios de visita. Nos venía acompañando la mala suerte y el horario de visita no se adaptaba al nuestro, así que recorrimos el exterior y pusimos rumbo al desfiladero de Yecla.

Por la trasera del monasterio.
Dispuestos a entrar.
 En sus principios, siglo X, el monasterio se llamó San Sebastián de Silos pero debido a los estragos de Almanzor, el monasterio cae en un decadencia material y espiritual hasta el año 1041 que es nombrado abad de Silos un monje riojano emilianense llamado Domingo. Con su gran ímpetu  restaurador levanta Silos durante 32 años, falleciendo en 1073 y canonizado en el 1073, pasándose a llamar el monasterio como lo es en la actualidad.


Sonia junto a los horarios de los monjes.
Poco anduvimos en moto, sólo cinco kilómetros hasta encontrarnos con los túneles del desfiladero de la Yecla, para ser más exactos dos túneles unidos por un puente.

Los dos túneles.
El desfiladero de la Yecla es una profunda y estrecha garganta excavada por el río Mataviejas en la piedra caliza que caracteriza el relieve de la Peña de Cervera.

Empezando el recorrido del desfiladero.
 Una serie de pasarelas colgantes nos permite seguir el recorrido del río por su parte superior, y observar de primera mano la erosión del paso de los años.

A mitad de camino.
 La siguiente localidad para sellar era Huerta del Rey donde sellamos y continuamos hasta Caleruega, otra localidad de sellado pero esta vez haciendo parada técnica para repostar y beber agua.
Seguimos los indicadores de la ciudad romana de Clunia hasta Peñalba de Castro, localidad cercana a las ruinas ya que éstas se encuentran entre Coruña del Conde y la anterior.
La Colonia de Clunia Sulpicia era una de las ciudades romanas más importante de la mitad norte de Hispania y fue capital de un convento jurídico de la provincia Tarraconensis.

Teatro de Clunia.

Restos de viviendas para enfoscar.
El cansancio de las horas sobre la moto y las altas temperaturas nos estaban animando a ir buscando un lugar donde dejarlo todo, pegarnos una buena ducha y salir a pasear hasta la cena.
Con esa idea llegamos a Peñaranda de Duero, último pueblo de la provincia de Burgos en el que teníamos que sellar el salvoconducto.
Antes de entrar en la localidad subimos hasta el castillo para disfrutar de sus vistas sobre el pueblo, pero ... ya soy pesado con ello, el centro de visitantes cerrado, así que nos conformamos con recorrerlo por nuestra cuenta.

Conquistando la cima.

Torreón del homenaje.

Vistas de Peñaranda de Duero.
 Mientras buscaba donde sellar el salvoconducto, Sonia se entretuvo en buscar por internet donde pasar la noche y en San Esteban de Gormaz, aún nos quedaban algunos sellos que poner antes del deseado descanso.
Al fondo Sonia descansando.
Las siguientes localidades de sellado fue un visto y no visto camino de San Esteban. No nos resultó muy difícil encontrar la oficina de turismo para sellar pero cerrada, esa tarde tenían curso de informática.
Fuimos hasta la casa rural donde Sonia había reservado habitación. Hasta llegar a la casa rural cruzamos el pueblo entero. La casa rural se llamaba Zaguán de Rivero y recomendable, 100%, los dueños unas personas encantadoras, limpio y todo nuevo. Nos costó pasar la noche 40€ con desayuno incluido.

La casa rural.
La chica nos dejó una habitación con vistas a una iglesia románica y a la moto, más no se podía pedir.

Vistas desde la habitación.
Aseados, lavada ropa de la moto y colgada en el baño para que estuviese listo al día siguiente, salimos a dar un paseo y conocer el pueblo.
La chica de la casa nos recomendó un par de sitios para cenar a buen precio y un tercero de cocina más elaborada pero también más caro.
Lo primero que hicimos fue subir hasta la iglesia románica Nuestra Señora de Rivero que teníamos frente a la habitación, de comienzos del siglo XII.

Iglesia Nuestra Señora de Rivero.

Al fondo castillo de San Esteban de Gormaz.
Como en todas las localidades castellanas, en sus centros históricos nos encontramos con soportales para resguardarse del frío y la lluvia.

Disfrutando de sus calles e historia.

¡¡¡Más soportales!!!

Antiguo arco de entrada a la ciudad.


Terminamos cenando en el bar el Frontón, el que nos recomendó la chica, con una buena tertulia con los dueños y acompañado de un gyn tonic.

Los parroquianos y lleno de fotos de toreros.

Casi cerrando el local.
Terminada la copa era hora de meterse en cama y descansar, al día siguiente tendríamos otro buen tute de kilómetros y nuevas experiencias.
Continuará con una tercera parte...